El cártel de los morenos “fifí” y el huachicol al erario
Con el triunfo en las urnas del Peje, trajo consigo a una “nueva” clase política, los morenos fifí. Este conglomerado amorfo, disímbolo, híbrido, integrado en una gran mayoría por la muchedumbre fanática, desinformada que sufragaron por el Peje, y de una minoría saltimbanqui, pero identificada con el huachicol del erario.
Enquistados en diversos cargos de elección popular y próximo gabinete legal y ampliado, los morenos fifí en un 99% comparten un común denominador, su origen humilde. Sin embargo, hoy detentan inimaginables fortunas producto de su paso por cargos públicos y de elección popular.
Huachicoleros del erario desde sus inicios en la actividad política, bajo las siglas del Partido Revolucionario Institucional (PRI), y los menos de Acción Nacional (PAN), de la Revolución Democrática (PRD), y Partido del Trabajo (PT), recorrieron desde modestas regidurías, alcaldías, senadurías, diputaciones locales, federales, gubernaturas, y hasta la Presidencia del país.
Los morenos fifí, hoy exhiben, presumen sin rubor alguno sus grande fortunas, amasadas gracias a la actividad del huachicol del erario y al tráfico de influencias en la obra pública, el ya famoso Ramo 23, adquisiciones gubernamentales, y por supuesto en negocios con la delincuencia organizada, y convencional.
A partir de la noche del 1 de julio, pululan como bacterias en las redes sociales con aires de perdona vidas y poseedores de la verdad absoluta, descalificando a todo aquél que ose levantar la voz en contra de Morena y morenos, pues al instante azuzan a la muchedumbre, entendida por Polibio como el populacho, para que amenace y linche a los intrépidos que han levantado la voz contra el locuaz mesías.
Hoy sin esconder nada, por el contrario, se transportan en lujosos vehículos con chofer y escolta ¡faltaba más!; visten y mal por cierto, carísimas marcas, perfumes, relojes y joyas, además de frecuentar sobrios hoteles y restaurantes, a los que por cierto , sentados a la mesa, ordenan sin tener la mínima idea de las exquisiteces de los caros menús, tintos, espumosos y digestivos, por una sencilla razón: nacieron alejados de este otrora exclusivo entorno social, ignorando la existencia del manual de Carreño (Manuel Antonio Carreño en Venezuela, en 1853), al que hoy degradan con sus ocurrencias.
En verdad, en lugar de generar irritación por sus ocurrentes y baratas demostraciones de opulencia, en realidad causan risa, basta observarlos en las redes sociales, ostentado lo que en realidad obtuvieron, exactamente igual de los que en antaño y campaña criticaron.
Bastará con recordarles, que gracias a la aviesa corrupción que practicaron desde sus anteriores “responsabilidades”, amasaron grandes fortunas y precisamente en complicidad con los gobiernos del PRI, y en menor medida con los de Acción Nacional, cuando comenzaron en la fructífera actividad del huachicol al erario, andaban consiguiendo para el transporte público, a pie, mal comidos, mal vestidos, etc., ni siquiera imaginaron que poseían un auto, mucho menos de lujo y hasta con chofer.
Nos queda claro, que esta nueva “clase” (ironía) política, es el resultado directo de la tiranía ejercida por el El Peje quien se asume como su único dueño (literal), el que no busca el bien común, sino que trata de mantener el poder a través de la legitimidad obtenida por medio de la manipulación de los sectores más ignorantes de la sociedad, incluyendo por supuesto a los morenos fifí.
El hábito no hace al monje, estimados morenos fifí…
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