La vida fácil de la política
Atrás quedó el arte de hacer política. Esta, se ha convertido para las últimas generaciones, en obsesiva ambición de la que pretenden hacer un modo de vida fácil, sabedores que les conducirá por senderos de poder, placer y dinero, sin tener que trabajar.
En México, desde hace aproximadamente tres décadas, quizás algo mas, la llamada clase política que alcanzó fama, fortuna y poder, sin el menor esfuerzo, entendieron que este era un camino susceptible de ser transitado por sus siguientes generaciones.
Padres y madres, hoy bisabuelos, y abuelos, inducen a su descendencia en la política como forma de vida, a la par de la preparación académica, y no precisamente para que adquirieran una formación profesional, sino para comenzar a relacionarlos, hagan sus primeros pinínos desde asociaciones, federaciones de estudiantes, y hasta religiosas.
El ejemplo del “éxito” mayoritariamente patriarcal, cunde entre los vástagos como lumbre en la seca pradera, al observar cómo su progenitor incrementa día con día su nivel de vida, comodidades, viajes y lujos, status que se refleja en caras concesiones familiares, como compensación ante sus largas ausencias generadas por las campañas políticas, y por supuesto, de su elevada responsabilidad institucional por el bien del país.
Visionario diría el jefe de familia, comienza a colocar en puestos medios a hijos, hermanos, primos, cuñados, etc., y por supuesto a sus concubinas (os), en busca de ir conduciéndolos a mayores “responsabilidades”, pero también, para que comiencen a sufragar, por lo menos sus gustos y necesidades menores, las que seguramente al paso el tiempo serán cubiertas en su totalidad por nosotros, los contribuyentes.
Los vástagos, habiendo concluido los estudios universitarios, los que así lo hicieron, el avezado padre, les constituye empresas, despachos, negocios, que sean susceptibles de contrataciones gubernamentales, las que gracias a la poderosa influencia paterna, o materna, consiguen sin el menor esfuerzo para comenzar a amasar sus propias fortunas, y por supuesto siempre a costa del erario.
Llegado el momento, el padre, el líder amado, respetado y venerado por la familia, habiendo alcanzado alguna de las cúspides ambicionadas en su apostolado siempre por un mejor país, se encuentra ya en condiciones para instruir, orientar, imponer, y también vetar a su descendencia a las posiciones políticas que él considere pertinentes, las que deberán aceptar sin chistar, como también la obligada disciplina, supervisión y hasta el reparto de utilidades, pues todo se lo deben a él.
En un abrir y cerrar de ojos, esa modesta familia que hace cuarenta años inició el sacrificado andar por las lides de la política, hoy confirma que la mejor forma de vivir sin trabajar, sin preocupaciones, con hartos lujos, con riquezas, nunca con clase y sobriedad, es precisamente en la política.
Nadie puede adoptar la política como profesión y seguir siendo honrado…
Jehú Salas como apestado entre el priísmo zacatecano
El secretario general de Gobierno, quizás buen abogado, pero neófito aprendiz de político, su llegada al cargo fue con la encomienda que disputara la candidatura a la gubernatura en el 2021, como único representante del Tellismo.
De gris trayectoria desde el Senado de la República, la Coordinación General Jurídica de la Dirección de Estudios Legislativos, la Coordinación General Jurídica de Gobierno, hasta la Secretaría General de Gobierno, Salas Dávila intenta infructuosamente “lo junten” con los priístas para ir juntando sus canicas.
Lástima decía Margarito. Ni Claudia Anaya, ni Adolfo Bonilla, como tampoco Carlos Peña, van aceptar la candidatura de Salas Dávila por recomendación, venga de donde venga. Durante la corrida de toros el pasado fin de semana en el municipio de Pinos, donde Gustavo Uribe presidente del PRI buscó una reunión de unidad en torno su partido, no del gobernador, el secretario de general de Gobierno fue recibido, mas no digerido por los priístas.
Salas Dávila sabe, conoce, que no solo su improvisada carrera en las lides políticas bajo el cobijo del PRI, son la única razón por lo que no logrará ingresar al círculo del tricolor, sino también, que su impensable candidatura sería únicamente para entregar la gubernatura al clan Monreal. En el CEN del PRI lo saben, él también.
El horno no está para bollos dicen los priístas…
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