Un hombre inútil es gravoso al Estado, en que se pesa el mérito de los miembros por la utilidad que de ellos se saca 

Séneca 

En las últimas décadas se incrementó en forma escandalosa esas castas doradas que han hecho del erario y los negocios a costa del poder su forma de vida. Estas, en su mayoría poseen un título universitario que cuelgan en el baño de su casa, toda vez que gracias a sus atractivos intelectuales (es ironía) y complicidades, han llegado a cargos de elección popular y salarios impensables en otra época y acceso al erario. 

Cuando se ha conocido alguno de estos personajes antes de su arribo al poder, resaltan las prendas y accesorios de diseñador, joyería, teléfonos celulares y automóviles de alta gama con chofer y en su mayoría con escolta, sus rostros y cuerpos evidencian el paso por cirujanos plásticos cosméticos que ante el exceso de cirugías terminan en grotescos cuerpos y desfigurados rostros. 

También gracias a nuestros impuestos viajan por el mundo con sus cónyuges, familias, concubinas, concubinos y hasta amistades cercanas, haciendo gala de la dilapidación de recursos públicos como si fueran de su propio peculio; antes no salían de la lonchería de sus lugares de origen, y ahora frecuentan lujosos restaurantes con menús para comensales gourmet que difícilmente entienden.

Una de las características de estos personajes, es el séquito de asistentes, ayudantes, fotógrafos, especialistas en edición y producción de materiales audiovisuales, en los que no solo utilizan para alimentar sus carnes egos como estrellas de la farándula, sino también cotidianamente dar cuenta sus actividades personales que a nadie interesan y políticas, que incluyen la entrega de dádivas a los más pobres a los que abrazan con hipocresía.

Familias enteras están siendo adiestradas para incursionar en  el selecto grupo social de las castas doradas y sus privilegios con cargo al erario. Hijos, hermanos, nietos, sobrinos, etc., ya hacen sus pinitos en regidurías, direcciones de gobierno de los tres órdenes, para posteriormente acceder a legislaturas locales, después federales y hasta gubernaturas desde donde construyen inimaginables fortunas a costa de nosotros. 

Dejen de votar por estos parásitos que hunden a México