Durmiendo con el enemigo 

Anónimo 

Cuando se creía que el Presidente confiaba ciegamente en los cárteles del narcotráfico, los de casa (CDS) y los no alineados, para sacar adelante a su torpe candidata Claudia Sheinbaum, en las últimas semanas las bandas de criminales comenzaron a incendiar México, ante la negativa de pagar el tributo, el “derecho de piso” de ciudadanos, comerciantes, empresarios, etc., poniendo al mandatario contra la espada y la pared ante la opinión pública nacional e internacional. 

Desde Chiapas hasta la frontera de Tijuana, los cárteles han arreciado sus actividades de sometimiento a la población e incrementado el cobro de piso ante la impotencia y omisión del Gobierno de México; en la actualidad, madres buscadoras piden permiso a los cárteles para buscar a sus muertos, otros piden les cambien de jefe de plaza porque el actual es “muy abusivo” (¿?) en el cobro de piso, otros piden a los delincuentes regresen a sus familiares reclutados a cambio de ganado, vehículos, y propiedades.

Mientras el Presidente envía cientos, miles de efectivos del ejército y Guardia Nacional para justificar su preocupación por la vida de los ciudadanos, las fuerzas armadas se convierten en voraces consumidores del erario y mudos e inamovibles testigos de los abusos y terrorismo de las bandas de criminales, los que a ultimas fechas les ha dado por emboscarlos ante el valemadrismo del Supremo Comandante y del General secretario de la Sedena. 

Las organizaciones criminales han extendido su presencia de 23 a 27 estados de la República Mexicana, acentuando sus actividades en los estados de Baja California, Baja California Sur, Campeche, Chiapas, Colima, Guerrero, Hidalgo, Estado de México, Michoacán, Nayarit, Oaxaca, Puebla, Quintana Roo, Sinaloa, Sonora, Tamaulipas, Tabasco, Tlaxcala, Veracruz, Zacatecas y la jefatura de gobierno de la Ciudad de México, estados coincidentemente gobernados por Morena.

A pesar que millones de mexicanos sufren los estragos del narcoestado, permanecen indiferentes de las tragedias y el terror de millones de mexicanos en el territorio mexicano, continuando con sus vidas como sino pasara nada. Sin embargo, las organizaciones criminales ya rebasaron todo límite imaginable, actúan sin necesidad de definir objetivos específicos; todo negocio, empresa y ciudadano que puedan aportar a su causa serán su próxima víctima. 

Priístas y panistas no fueron precisamente hermanas de la caridad, también negociaron con el narco, pero fueron menos obvios y no tan pendejos, además, sin los 180 mil muertos como en el gobierno del Presidente López Obrador y su gobierno…

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